INTRODUCCION...
Hola amigos, en este humilde espacio tratare de dar algo de información al respecto de nuestra hermosa religión, con datos propios de mi doctrina y algunos documentos rescatados de
TaTa en Kimbanda y cacique en
Umbanda
LA DUPLA ELEGUA ESHU
De todos los pasajes de
“dijinga” de los Orishas, el de la dupla Elegguá-Eshu es uno de los más
extensos, por justamente tener que cumplir con las funciones primordiales de
protección y apertura de caminos de las casas de religión de Regla, así cómo de
la mayoría de los consultantes y fieles que le veneran.
MONTE EWE: Son sus plantas: Aba, abre camino, aceitero, agalla de la costa, aguacate blanco, ají de China, ají chileno, ají guagua, alacrán o rabo de ratón, albaca de hoja ancha, alcanfor, almácigo, atipla, aretillo, aroma amarilla u olorosa, aroma de uña de gato, Artemisa, aticuanla, baría, bejuco verraco, bejuco sabanero, bejuco San Pedro, bejuco lombriz, bejuco jimagua o parra cimarrona, bejuco guaro, bejuco prieto, bejuco colorado, bibona, bija, carraspina, camao, cayaya, crotos, curujey, chamico, chichicaste, ébano carbonero, escoba cimarrona, espartillo, espinillo, espuela de caballo, flor de agua, cambuto o cambutera, gateado, grama de caballo, guabico, guajaca, guaro, guayaba, guayabillo, güira cimarrona, itu, itamo real, lengua de vaca, maloja, nastuerzo, huevo de gallo, meloncillo, mijo, ñame, ojo de ratón, jurubama o jurabama, pelo del diablo, palo moro, palo negro, palo torcido, palo víbora, pastillo, pata de gallina, pendejera, pica pica, picha de gato, piña de ratón, piñón de pito, piñón botija, pinipiniche, pinipini, rabo de gato, raspalengua, raspa barriga, rompesaragüey, San Diego, sigaraya, tabaco, tengue, tripa de jutía, yamao, yerba fina, yerba hedionda o guanina y zarza blanca o parrillera.
Elegguá Abaile (A-gbá-ilé): por este camino se lo conoce como mensajero e intermediario en las casas de Regla de Ochá en general. Es el que realiza principalmente las funciones de limpieza, trasladar los ebbó, ya fuera al río, al monte, al mar, al pie de un ceibo, etc. Tiene afinidad y admiración por Irokó, pues lo protegió y le dio cobijo, cuando este Eshú tuvo una fuerte riña con Eggún. Por tal motivo es que Eggún va atrás, en el patio, y Elegguá adelante.
Eshu Achi kuelú: Es un viejo de pequeña estatura, que vive en los huecos y túneles bajo tierra de las encrucijadas, porque es un espíritu de tierra de abajo... Le pertenecen los minerales, en especial el oro. Nació en Ojuani. Trabaja con Ifá. Gusta de buenos cigarros de hoja y aguardiente o ron. Cuando se lo asiente se le hace un hueco en el suelo, donde se deposita su otá, y luego se cubre con un cono de barro, que tenga partes de tierra de encrucijada y tierra colorada. Tiene veintiún caminos, y usa paggugú.
Elegguá Afrá: Es de tierra Arará. Es el Elegguá de Babaluayé. Su collar alterna cuentas blancas con negra. Tiene como tabú el aguardiente y el vino de palma. Acostumbra silbar por las esquinas de las calles y lugares solitarios. Es compañero del Eshu Makenú.
Eshu Afrodí y Eshu Agroi: Son de nación Arará. Como tienen veinticuatro caminos se decoran con veinticuatro cauríes, distribuidos en tres hileras. Ambos tienen forma piramidal y se coronan en la cúspide. Son ayudantes de Ifá y en su culto solo ofician los hombres.
Elegguá Agbanukué: Es un Elegguá guardián de la casa y brinda mucha ayuda. Es compañero del Lodé y del Laná. Tiene el poder para dejar ciegos a sus enemigos. Es el mejor aliado de Ifá, junto con Biba Kikeño y Alaroyé, y cada uno lleva una flechita metálica en la frente. Protege al Babalawó ya que es su seguridad: le repite todo lo que oye y ve. Ayudó a Orulá a demostrarle su clarividencia a Olofi.
Eshu Agbálonké: Es adulto y fuerte. Castiga con el fuego. Le llaman el Eshu de las muertes. Continuamente está guiando almas de difuntos. Nace en Obará Meyi.
Eshu Agberú: Es la esposa de Eshu, la receptora de sus ofrendas.
Eshu Agbó Bará: Es un trampista que todo lo oye. Es de tierra Takua, y tiene 36 caminos.
Eshu Agganiká: a éste le gusta tropezar con todo lo que se encuentra, porque es malévolo, muy peligroso y vengativo. Cuando se enoja, atrae a la policía. Agganiká se le llamó en Cuba ala Guardia Rural. Se le pone azogue en su carga y
anda a caballo, con un machete.
Elegguá Aggó Meyó: De tierra Oyó. Es un preventivo y eficaz custodio contra las trampas y engaños. Es íntimo amigo de Xangó, y es el legado que éste orishá le concedió cuando era rey de ese poblado. Casi siempre andan juntos.
Eshu Agongó Oló Oñá: es el dueño de los caminos. Tiene 21 patakkí, y es íntimo amigo con Oggún y Ochossi. Siempre se lo encontrará apostado en las rutas y accesos a grandes ciudades, motivo por el cual, cuando se le ofrenda a Oggún para algo “grande”, se hace la comida de Oló Oñá, que va pegada a la del guerrero.
Elegguá Agongó Ogo: Elegbara con su nudoso garrote, que le sirve para defenderse y atacar a sus enemigos. Es la clásica representación del hombre de la prehistoria. Se lo encuentra en las riveras de los ríos, es muy amigo de Ochún, a la que cuida día y noche, y lleva en su ardimú, maíz hervido.
Elegguá Akerú: es un mandadero, un transportador (lleva y trae) Es de tierra lukumí, y muy afiliado a los ngangá. No admite ser manejado ni manipulado por las Iyalochas.
Elegguá Akesan: es del reino de Oyó, muy afiliado a Aggó Meyó. Tiene espada y garrote, y comanda un grupo importante de Eshus a su cargo. Por este camino, Elegguá está en el medio de lo malo y de lo bueno. Depende de que manera se lo atienda, será lo que éste realice a favor o en contra de una persona.
Eshu Akileyó: Oriundo de tierra de Oyó, es un chiquillo alborotador, belicoso y caprichoso. El más pícaro y revoltoso. Se especializa en hacer desórdenes en grandes oficinas, todo lo traspapela. Cuando alguien no encuentra en su casa los papeles del inmobiliario o de impuestos, es Akileyó que está jugando.
Eshu Akokorobiya Akokoriye: Es de la nación mina popó. Muy aficionado a jugar con trompos y bolas y a fumar cigarrillos. De genio inquieto y divertido, siempre está dispuesto a hacer alguna travesura. Tiene 23 caminos, es compañero de Ochossi, vive entre los caminos de las matas y la manigua.
Elegguá Alá Le Ilú: título de honor que ostenta Bara en las ciudades o pueblos, es ya viejo, pero un gran adivino (un awó) de gran jerarquía. Es de tierra Oyó, y fue enseñado en el arte del manejo del até por Xangó Alafín. Es por ello que entre sus atributos, tiene un hacha doble montada sobre un garrote de madera dura, adornada en su extremo superior con 29 clavos de herradura, número de sus caminos por Ifá.
Eshu Alá Akomako: le gusta esconder las cosas por maldad, y como buen ladrón, prefiere recibir sólo ofrendas robadas. También castiga con el fuego. Es de tierra Arará, nace en obí con Yemayá, y le pertenecen todos los caminos que llegan hasta la playa. Tiene 21 caminos, y su atributo principal es una manilla adornada con caurís, cuyos dedos desalineados simbolizan a un “pungista”.
Eshu Alá Ayiki (Bara Aláyiki Agagá): su nombre significa que como mucho, es un glotón. De tierra de Oyó, también trabaja para Ifá. Se lo describe como un niño rumbero, revoltoso, de apetito voraz y muy adicto al aguardiente. Aláyiki representa lo inesperado, lo imponderable, también el engaño, el disimulo traicionero, de ahí su mote: Aquél que nadie sabe como empieza ni como acaban las cosas... Según cuenta una historia de Ifá, cierta vez embarcó a Ochún, culpándola del robo de un chivo; así obró en función a su glotonería. Nace en Oggundá Iroso. Tiene 29 caminos, y su atributo principal se compone de un plato y cubiertos de plata. En una fina copa de plata de deposita su bebida.
Elegguá Alá Lu Banché: Es dueño y señor de todo lo que se va a hacer, de las situaciones y de los pasos, ya sean dioses o simples mortales. Tiene un importante aché para salvar o poner las cosas al revés. Por eso es el primero a quién se agasaja en toda ceremonia dela Regla de Ochá. Come ebbó y paddé, y su color es
negro, blanco y rojo. Tiene 27 caminos, y cuando se le asienta, se hace un cono
de barro en cuyo vórtice superior lleva un gallito negro de metal. No se lleva
muy bien con los orishas de cementerio, pero sí con aquellos grandes guerreros
del panteón Yoruba.
Eshu Alágbana (Alágbawanna): Este Eshu es el jefe de los Egguanda, a quienes dirige con pasión. Representa el infortunio y la desesperanza, y castiga a los burlones, a los impíos e irresponsables. En general origina todo tipo de desgracia, siniestros, dolencias, penas y reveses, los suicidios por fuego, e incluso las picadas ponzoñosas y los accidentes son el resultado de su malevolencia. Habita en la soledad de los parajes oscuros e inhóspitos del bosque y la manigua. Le gusta salir a caminar y apostarse en las encrucijadas, donde mata con el fuego o con un cuchillo, provocando hemorragias incontenibles. Utiliza muchos palos y bejucos mágicos del monte. Mantiene un trato continuo con los Egguns, los Iwin, Ngangá y Oyiyi Okú, y con la hechicería. Este Eshu adulto y solitario fue el que ayudó a Babaluayé cuando fue castigado por Obatalá, ya que quería difundir la viruela; le procuró entonces dos perros y lo llevó junto a Xangó y Orulá. Tiene 23 caminos, y en el Diloggún habla por Obara Melli.
Eshu Alaketu: es un Elegguá rey de Ketu. Usa collar de cuentas negras y blancas. Tiene 29 caminos, y solo se asienta a los Babalawos de Regla de Ochá. Comparte un rincón de la casa junto a Oggún Olukoló, el campesino. Entre sus atributos tiene machete, espada y herraduras de caballo. Se lo asienta en Obí, y come solamente una vez al año, en épocas de buena cosecha. A veces se lo coloca cerca de un asentamiento de Lokou (mercado) pues trae muchas riquezas de lo que se siembra y se cultiva.
Eshu Alaroyé: Vive en la puerta a la entrada del Ifé, en una cazuela de barro. Le agrada comer dulces y otras chucherías. Amante del baile, del dinero (owó) que se le ofrenda, ya sea en monedas o en caracoles, es de fumar y beber olí chequeté (aguardiente de maíz) Es muy burlón, malicioso y malcriado. Protege y anda mucho con Oggún y Ochossi, porque es guerrero nato. Es chiquito, y a menudo se le puede encontrar en la orilla de los ríos. Se le representa en un otá poroso. También trabaja para Ifá y entonces lleva una flechita de metal en la frente, como Agbanukué y Biba Kikeñó. Para apaciguarlo y afamarlo, porque así no trastorna, se le saluda diciéndole: Alaroyé ( gran hablador ), que también quiere significar Alá Aroye (dueño de las disputas, de la discordia) y Aroyé (debate, controversia, locuacidad). Lo ve todo, lo sabe todo, y por eso advierte sobre los peligros, las enfermedades. Además aconseja como manejar favorablemente los negocios. Se cuenta que una vez le salvó la vida a Orulá.
Elegguá Alaroyé Akokelebiyú: Nombre de un Elegguá niño, muy maldito y rencoroso, que cuando se irrita con el dueño de Ilé, provoca que la policía venga al hogar. También suele invocárselo para hacer justicia contra corruptos y pervertidos. Es el peor de los enemigos de la justicia, cuando esta no se imparte como es debido.
Eshu Alaroyé Kío (Inkío): Tiene una sola pierna, y los danzantes en su honor le bailan saltando en un pie y girando como remolino. Es compañero de la manigua de Osaín. Tiene 23 caminos, y su Otá es la imagen de un muñeco de madera similar al del orishá de la vegetación. Su color es rojo y negro. Es de tierra Arará, aunque muchos lo dan por Takuá. En el Diloggún habla por Eyioko.
Eshu Alaarú: Sus atributos son como mensajero y portero. Es el Elegguá de entrada a las casas de religión de aquellos hijos de Obatalá. Tiene 9 caminos junto a éste, y su aché principal es un iruké con una paloma negra de metal en su extremo superior. Es de tierra Obbara, ordún (letra) por la que habla en Ifá.
Eshú Alimú: Es de tierra Arará. Trabaja con Babaluayé, motivo por el cual es, el predilecto protector de las puertas de entrada de las casas de Regla de Ochá que tienen a un hijo asentado de cementerio. Su patakkí lo integran 27 caminos, número de caurís conque se adorna su paggugú ritual. Los lukumí suelen colocar la cabeza de un muerto como mango.
Eshú Alona (Alonná): Enigmático, de tierra Takuá, suele azotar a sus víctimas con el fuego y tiene un trato continuo con los muertos. Es el Elegguá de Yewá. Tiene 29 caminos, y en su frente lleva tres flechitas metálicas. No se asienta en las casas de Regla, pues es tan peligroso como navaja en mano de un modeun (mono)
Eshu Alusí: éste es de intenciones malignas, muy avieso y perjudicial, pues es causante de desgracias y calamidades. Habitualmente se lo asienta en mayombe o palo monte. Es muy amigo de los iwin, y solo reconoce a quién pague un buen servicio en monedas de oro o grandes riquezas en su honor.
Eshu Añaguí (añabi): éste Eshu tiene tres caminos: en uno aparece con dos caras; es un Dios de la sabiduría que vive dentro de un coco. Él asegura la prosperidad y la felicidad, ya que posee el poder de la renovación de la vida. Se le reconoce la partenidad de Elegguá junto con Eshu Alayi Ibere Yeyé, que es la madre, el comienzo de la génesis. Ambos comen paddé. En otro camino se manifiesta como la madre de Elegguá, porque según una historia, de sus relaciones con Eshu Okú Boró (que era oba rey de una tribu yoruba) concibe un hijo, el príncipe Elegbará. Añagui en este camino es muy aguerrida y cuando se enoja, es tan furiosa como una tempestad. Sabe curar con las plantas. Todo lo descubre, y como es tan pequeñita, se traslada montándose en los remolinos. Vive en los bosques, pero también cuida la entrada de la sábana y las maniguas como Aña Bi Lade. Lleva ciento un cauris, lavados previamente con mioró (omiero) Por otro camino, llamado Eshu Ñanguí (Yangí), venerado en piedra laterítica, se dice que es el padre de todos los Eshus, ya que según una antigua leyenda, fue cortado en doscientos pedazos por Orunmilá Ni Agbomiregún, el cual utilizó una espada para castigarlo por su terrible voracidad. Estos pedazos se convirtieron en doscientos Eshus y luego se duplicaron. Añagí otorga el sustento, la victoria y la firmeza de Ifá. Por su mayor jerarquía en la legión de los Eshus, es que gobierna, organizando y destruyendo las funciones de los demás (que así reciben distintos nombres)
Eshu Ara Idí: Es de tierra Arará, trabaja junto a Ochún, y está muy ligado y relacionado a los Ibejis. Es tan niño como ellos, y siempre se lo encontrará jugando en todas las esquinas de una plaza. Los cuida y los mima. Tiene 64 caminos, come muchos dulces, y lleva los mismos atributos que los gemelos. Su otá se asienta en un pequeño bebedero de parque.
Eshú Araí Lele (Araí Loli): Nombre de un Eshu andariego, curioso y temible, muy trastornador cuando asume la forma de un perro vagabundo. Es muy común hallarlo en las grandes terminales de transporte, donde duermen vagos y borrachos. Es también Eshú de Babaluayé, y cuando está junto a él tiene consigo 19 caminos, entre los cuales se dice, fue el protagonista de la unión entre Yewá y Chakuaneko. Es de tierra Ijeyá.
Eshu Arayeyi (Arareyí): Portero de Orulá, también es protector de Ochún, y vive y come en la entrada de las casas. Es celoso guardián, pero se vuelve mentiroso y enredador cuando no se le tiene en cuenta, o si no se le atiende como merece. Es el mimado de las hijas de Miwá, una de las orishas de río más descocadas del panteón yoruba. Arayeyí suele comer ochinchín, dulces y aguardiente o ron.
Eshu Arere Obí Oké: es areré (título de gran honor), es el poder, es el hijo y mensajero de Olorum. Es guía y adivino, y bajó de la montaña sagrada de Oké para ayudar a la humanidad. En las líneas de santería de Ochá se lo suele sincretizar con la imagen del Niño Jesús que San Antonio de Padua sostiene en sus brazos. Tiene cuarenta y nueve caminos, y en algunos de ellos también aparece como San Francisco de Asís, San Cayetano y San Pedro. Es muy invocado para apertura de caminos, limpieza de casas y negocios, y sobre todo, desataduras de todo orden en la magia negra y brujería. Su atributo principal es el “krikri”, un sonajero adornado con plumas, cuyo mango se hace de caña de la manigua, que también se suele colocar como protección, detrás de la puerta de entrada de las casas.
Eshu Aridiyí: Cuando aparece causa temor, espanto. Está muy ligado a los ngangá congo y los kimbanda, y es capaz de desbastar cualquier enemigo, cuando está bien atendido y arreglado por el mayombe que lo comanda. La única manera de volverlo hacia atrás es triplicando su ofrenda, que de seguro poseerá abundantes piezas en oro. Cuando alguien tiene un daño muy grave, es el Elegguá que comanda la letra de Oggundá del Diloggún. Hablará primero que cualquier otro, sobre el trance de la persona registrada.
Eshu Aroni: por este camino es curandero y mago, pero muy violento. Señorea en los bosques y la manigua donde ejerce la medicina, ya que conoce todos los secretos de Osaín. Entre sus funciones está la de traerle el fuego a Oggún. Se le describe como un enano con cabeza perruna; tiene una sola pata y un brazo, más una larga cola peluda que termina en una bola. Se dice que instruye a la gente valiente en la magia y en el poder de las plantas, y que luego ofrece un pelo de su propia cola como prueba. Este Eshu inspira terror en los cobardes. Tiene 47 caminos, es del Calabar, y se lo considera el Elegguá de Oddúa.
Eshu Ayeru: Servidor y guardián de Ifá. Un Babalawó con Ayerú y Osaín estará bien firme en su casa de Ochá, pues ambos son la garantía de su trabajo y no hay ningún peligro que temer. Todo lo comenta, y suele acompañar a iyawó y clientes hasta su casa, cuando desconfía de ellos. Si alguien traiciona a un hijo de Ochá, mejor ni saberlo...
Eshu Aweré: Este tiene su casa en las lomas y laderas de las montañas. Está consagrado a Obatalá, y es quién le cuida las aguas sagradas que vierten las cascadas. Se presenta con 27 caminos, de los cuales en más de la mitad aparece como hermafrodita. Por ello al asentarlo, se le hace un muñeco de madera en el cual se denote en su parte inferior, la virilidad masculina, y en la superior, la maternidad femenina, con abultados pechos. Tiene una flechita metálica de plata en su frente, y se lo viste con una túnica blanca y roja veteada. Su color es borra-vino. En el Diloggún habla por Eyeunlé - Obbara (1 - 7)
Elegguá Awó Bara: Adivino de tierra Oyó, hace de guardián en las casas de los Babalawos. Es el sostén, la afirmación de Ifá. Se asienta en Obí, y en su casa se juegan tres pedacitos de coco, para saber sobre el estado presente y futuro del lugar, en cuánto a limpieza e impecabilidad. No responde a los hijos de Xangó, pues la historia dice que, cuando éste era Alafín (rey), lo echó a la calle por haberle robado sus cocos de adivinación.
Eshu Baraiñé (Okú Bara Iñé): Es adulto y muy ligado a Eshu Bí. Nace en Obbara Meyi y protege mucho a sus hijos. Anda junto a Xangó, quién lo considera su Elegguá. Conoce todos los secretos de la alta magia, el fuego y el tablero. Tiene 103 caminos, y comanda en uno de ellos a un grupo importante de iwin. También está relacionado con los Ikús de Oyá, pues ella se los concedió cuando Xangó pasó a ser su esposo. De todos los Eshus es el más diestro con las armas de guerra y con las tácticas, por ello como atributo las posee a casi todas. Se lo asienta en Obí, y su piedra tiene forma de un cono truncado, amarronada, oscura, granulada.
Eshu Barakeño: es muy travieso, todo lo trastorna y confunde. Es el más pequeñito de todos los Eshus, y habita en las matas y maniguas, y se esconde entre los matorrales. Suele ocasionar que los árboles hablen a la gente o se manifiesten sonidos extraños dentro de sus bosques. Su paddé se deposita entre las raíces de los árboles, o entre las matas espesas que forman guaridas para los animalitos. Atiende cuestiones de enfermedades en los niños, en especial aquellas aparentemente incurables. Fuma cigarros, gusta del buen tabaco y ron, así como también dulces y tortas. Nace en Obbara Melli, letra que lo marca en el Diloggún.
Elegguá Barakikeñeri: Es uno de los caminos más antiguos del Elegguá, nacido en Ijeyá. Se estima que viene del siglo XVII, y actualmente se ha perdido bastante su rastro, aunque algunos lukumí todavía lo siguen cultando.
Elegguá Bara Alá Asuayó: es el Elegguá de las puertas de entrada de Ilé. Está muy ligado a Olofi, y tiene 118 caminos. Atiende cuestiones de clarividencia en aquellos hijos de Obatalá, en particular, los de Obbá Moro. Muchos sincretizan a este orishá con Santa Lucía.
Eshu Baralayikú : De tierra Oyó, colabora en el traslado de los muertos cuando anda con Babaluayé. También oficia como portero de Orulá. Él vive en la entrada de los Ifé, y si no se le agasaja y alimenta como merece, castiga enredando la suerte y origina los percances y las tragedias. Su asentamiento es sumamente delicado, por sus 264 caminos.
Eshu Baralanugbé: el solitario y temible Eshu Arará que castiga con el fuego. Trabaja con el alba y con las estrellas (irawó) Sabe perfectamente como se conjugan las constelaciones (Uli) y cuerpos celestes, por lo que se lo considera con amplios conocimientos cosmológicos. A él se lo invoca en la letra de Ofún (16) para precisar fechas de asentamiento de orishas.
Smailin y Yorbert X 100 Pre
Eshu Barakikeñó (Gúaga Barakikeñó): un Elegguá niño, pero con acción dañosa y pérfida (Obarakikeño) Se dice en Cuba que es el guardián de las “cebollas” (mujeres de la noche), y que si bien es niño, todo lo sabe y todo lo ha experimentado. Tiene la habilidad de trabajar las mentes humanas a su capricho, motivo por lo cual es muy empleado por los mayombe de kimbisia para hacer ataduras y pegamientos de pareja. Solo come miel y dulces, aunque apetece licores y cigarros con sabor a chocolate.
Eshu Ba Ti Eyé (Batiyé, Batieyé, Batielé): El que vence de cualquier modo hasta acabar con los daños. Viene de tierra Arará, y siempre fue muy invocado para atender cuestiones de brujería y maleficios. Tiene 38 caminos, y en el Diloggún habla por Eyioco Oddí - Oddí Eyinlá (2 - 4 , 4 - 12) Es enemigo de los mayombe, la kimbanda y los iwin y ngangá congo. No acepta que por cuestiones de incompetencia, o “calentura”, una persona le haga daño a otra porque sí, por tanto, devuelve lo que hicieron. Es muy común que provoque accidentes en las rutas por heridas cortantes o incineración.
Eshu Beddún Bela: Advocación de Elegguá. Tiene dos caras: una blanca y la otra negra, como el día y la noche. Así también es lo que hace cuando se lo invoca. Suele poner las cosas “pata pa riva”, cuando alguien no tiene razón.
Eshu Beleké (Belenké, Bereké): De tierra lukumí, es un niño travieso, pero muy habilidoso y excelente guardián de las casas de ochá. Gran conocedor de yerbas y remedios, siempre se lo encontrará en la manigua. Le gusta ser correveidile; se mete en todo, es embustero y muy peligroso cuando se encela (no se debe tener en la casa donde hay niños) Ha sido comparado con el Niño de Atocha (borí Weno) o Buen Pastor. Usa un güiro mágico (de los acinturados) como amuleto.
Eshu Bí Biribí: lo llaman “el rey de las maldades”, “el jefe de los Ibeyis”. Vive en las esquinas de las calles, es pendenciero y malvado, lo más tétrico. Provoca todo tipo de accidentes. Suele meterse en los cuerpos de aquellos niños desprotegidos (no bautizados)
Elegguá Biawooná: Imagen de Elegguá hecha de madera.
Eshu Chiguidí (Chugudú): Se le representa en un cono hecho de barro y decorado con cauríes. Envía el sueño maléfico (castigo de las pesadillas) Trabaja con Ifá. Se lo emplea para aprovechar sus malas acciones, porque es muy vengativo, o como un celoso guardián. Los comerciantes y ricos protegen sus riquezas y tesoros con la ayuda de Chiguidí, el cual se prepara abriendo un hueco en el suelo, y luego se le ofrenda un paddé dentro del hueco; después se le va construyendo encima, con arcilla, el cono decorado. Se le coloca delante un plato o cazuela donde recibirá periódicamente las ofrendas. Cuando el lugar está bajo el resguardo de Chiguidí, matará a cualquiera que intente saquearlo. Se lo suele representar, además, en una figura grotesca, con el pecho ancho y la cabeza pequeña. Este Chiguidi, el vengador, mata comprimiéndole el tórax a sus víctimas cuando están durmiendo y así las ahoga con las rodillas. Pero si la persona está bien protegida, y su guardián la despierta, entonces Chiguidí desaparece. Por eso, quién lo envió tiene que permanecer en vela hasta que él cumpla su misión, de lo contrario, se vuelve en contra.
Eshu Chikua bú (Achicagbú): De tierra de Oyó, lo mismo crea que acaba el mundo. Es el principio del mundo. Se lo llama con un oró (zumbador), que es un pez tallado en madera y sujeto a un cordel para hacerlo girar, batiéndolo contra el aire.
Eshu Chinkí: El que es rápido. Nace en tierra Oyó, y fue enseñado por Xangó en la danza. Tiene 33 caminos, y ayuda mucho a los jóvenes en cuestiones de estudios. Si un profesor, se pone en caprichoso en contra de un estudiante, Chinkí en-seguida lo aplacará.
Eshu Dagguese: es un Elegguá representado por medio de un caracol cobo (Strombus Gigas) Trabaja con Olokun. Tiene 49 caminos, y en casi todos ellos aparece con su faceta bisexual o hermafrodita. Atiende solamente cuestiones de grandes emprendimientos comerciales, y solo obedece a aquellos Babalochá o Iyalochá de idénticas características.
Elegguá Eboríkeke: por este avatar es un Elegguá niño. Se dice que vino entre los fundamentos de esclavos desde tierra Arará, y se lo dejó de cultar a principios de siglo. Atendía cuestiones de enfermedades endémicas. También se lo invocaba para trastornos genésicos como ser herpes o sífilis.
Eshu Egbayilá: El que salva. Nace en tierra de Okana-wori, y en su carga lleva nueve clases de metales: oro, plata o platino, cobre, hierro, estaño, plomo, cinc, aluminio y azogue (mercurio) También se le añade manteca de majá y de corojo, una aguja y cuatro alfileres. Lleva arena y agua de río y de mar, tierra del cementerio y del campo, y fragmentos de los palos vencedor, amansa guapo, abre caminos, siguaraya, espanta muerto, tumba tumba, y “yo puedo más que tú”. Otros ingredientes que se le incorporan son la cascarilla, maíz torrado, pescado, polvo de buey, espuelas de gallo, pólvora y pigmento rojo. A este Elegguá se lo asienta junto a Eggún en kutambwo.
Eshu Elú (Eluama): Sólo se lo emplea para demandar o hacer daño, porque es muy buen brujo. No se lava en omiero y se lo guarda ocultándolo de la vista de los demás, bajo un molde cónico de barro (horma antiguamente utilizada para solidificar el azúcar en los ingenios) Se hace con yerba, pasto, pescado ahumado, cola de alacrán, cabeza de majá y tierra de los caminos, de cuevas y veintiuna bibijaguas. No se le mira más que cuando se le da de comer. Tiene 36 caminos, y en el Diloggún habla por Osá Oché (10 - 15) Advierte a los Babalawos de Regla si tienen alguna demanda encima de un mayombe o kimbanda.
Elegguá Elufé: Es un viejo y de lo más fino, según se comenta. Su cara se esculpe en una tosca piedra que representa su cabeza, y se le talla un cuello ancho o base que lo mantenga firmemente vertical dentro de una fuente de barro. Se lo lava con mioró hecho de abre caminos, paraíso, pata de gallina, yerba buena, helecho macho, mejorana, nastuerzo, romerillo, tamo real, meloncillo, piñón criollo, albaca, grama de caballo, espartillo, lengua de vaca y cardo santo. Vive retirado en el patio, nunca en la casa (lejos del olor de las mujeres), y ante él es preciso conducirse con devoción y respeto; y cerca de él no deben ocurrir actos deshonestos, ni proferirse malas palabras, porque es severamente puritano. Elufé nunca tuvo mujer, es decir, está quebrado: “sus testículos le caen hasta las rodillas”. A este viejo se le ponía rapé.
Elegguá Egberé Kikeñó (Kinkeñé): es un Elegguá niño, muy pequeñito, y bastante travieso. Sale de noche a vagar por el monte (Egbé: torbellino) Es muy común emplearlo como defensa en contra de brujos o mayombes que pretenden atacar una casa de Ochá. Provoca el cierre del lugar, y el corte ritual de trabajo, de quién se hubiera atrevido a desafiar a un Babalawó o Iyalochá.
Eshu Ekileyo: Procede del reino de Oyó, y llegó hasta la tierra sagrada de Ifé. Es sabio, un gran adivino y protector de las personas que buscan el conocimiento. Lleva dientes de chivo y de perro, tres corales, óxido de hierro, una moneda de plata, aserrín de oro, coco, aguardiente y miel, tierra negra y tierra roja, Osun Erun, kola y Obí.
Eshu Eré: se le representa en una estatuilla de madera o de barro. Tiene dos caras, una es de hombre, y por detrás es mujer. Se lo considera hermafrodita. Trabaja junto a Ochumaré. Tiene 23 caminos, y sus fundamentos se relacionan con el orishá del arco iris.
Eshu Echeniké Echeriké: Anda con Osaín. Fuma una cachimba (pipa) rellena con yerbas aromáticas, y cuida las espaldas del dueño de la vegetación. Se lo asienta en un Obí o gamela redonda de madera, con casi los mismos atributos que su amigo. Toma caña quemada y gusta del guarapo. Es muy común encontrarlo en la manigua. Su comida es el paddé. En el Diloggún habla normalmente por Ojuani Osá (6 - 10)
Eshu Esí Ileñí: Vive en la entrada de los Ilé. Es el que detiene todos los daños y trabaja junto a Kinkeñé. Ambos “son dinamita”, en especial si el Babalawó ola Iyalochá
son de Obatalá, y los pueden asentar juntos. Tiene 21 caminos, y su avatar lo
lleva a entenderse perfectamente bien con iwin y ngangás. Se le juegan siete
pedacitos de coco, frente a su casilla, en día de garúa, por fuera, para saber
como andan las cosas de la casa de Ochá
MONTE EWE: Son sus plantas: Aba, abre camino, aceitero, agalla de la costa, aguacate blanco, ají de China, ají chileno, ají guagua, alacrán o rabo de ratón, albaca de hoja ancha, alcanfor, almácigo, atipla, aretillo, aroma amarilla u olorosa, aroma de uña de gato, Artemisa, aticuanla, baría, bejuco verraco, bejuco sabanero, bejuco San Pedro, bejuco lombriz, bejuco jimagua o parra cimarrona, bejuco guaro, bejuco prieto, bejuco colorado, bibona, bija, carraspina, camao, cayaya, crotos, curujey, chamico, chichicaste, ébano carbonero, escoba cimarrona, espartillo, espinillo, espuela de caballo, flor de agua, cambuto o cambutera, gateado, grama de caballo, guabico, guajaca, guaro, guayaba, guayabillo, güira cimarrona, itu, itamo real, lengua de vaca, maloja, nastuerzo, huevo de gallo, meloncillo, mijo, ñame, ojo de ratón, jurubama o jurabama, pelo del diablo, palo moro, palo negro, palo torcido, palo víbora, pastillo, pata de gallina, pendejera, pica pica, picha de gato, piña de ratón, piñón de pito, piñón botija, pinipiniche, pinipini, rabo de gato, raspalengua, raspa barriga, rompesaragüey, San Diego, sigaraya, tabaco, tengue, tripa de jutía, yamao, yerba fina, yerba hedionda o guanina y zarza blanca o parrillera.
Elegguá Abaile (A-gbá-ilé): por este camino se lo conoce como mensajero e intermediario en las casas de Regla de Ochá en general. Es el que realiza principalmente las funciones de limpieza, trasladar los ebbó, ya fuera al río, al monte, al mar, al pie de un ceibo, etc. Tiene afinidad y admiración por Irokó, pues lo protegió y le dio cobijo, cuando este Eshú tuvo una fuerte riña con Eggún. Por tal motivo es que Eggún va atrás, en el patio, y Elegguá adelante.
Eshu Achi kuelú: Es un viejo de pequeña estatura, que vive en los huecos y túneles bajo tierra de las encrucijadas, porque es un espíritu de tierra de abajo... Le pertenecen los minerales, en especial el oro. Nació en Ojuani. Trabaja con Ifá. Gusta de buenos cigarros de hoja y aguardiente o ron. Cuando se lo asiente se le hace un hueco en el suelo, donde se deposita su otá, y luego se cubre con un cono de barro, que tenga partes de tierra de encrucijada y tierra colorada. Tiene veintiún caminos, y usa paggugú.
Elegguá Afrá: Es de tierra Arará. Es el Elegguá de Babaluayé. Su collar alterna cuentas blancas con negra. Tiene como tabú el aguardiente y el vino de palma. Acostumbra silbar por las esquinas de las calles y lugares solitarios. Es compañero del Eshu Makenú.
Eshu Afrodí y Eshu Agroi: Son de nación Arará. Como tienen veinticuatro caminos se decoran con veinticuatro cauríes, distribuidos en tres hileras. Ambos tienen forma piramidal y se coronan en la cúspide. Son ayudantes de Ifá y en su culto solo ofician los hombres.
Elegguá Agbanukué: Es un Elegguá guardián de la casa y brinda mucha ayuda. Es compañero del Lodé y del Laná. Tiene el poder para dejar ciegos a sus enemigos. Es el mejor aliado de Ifá, junto con Biba Kikeño y Alaroyé, y cada uno lleva una flechita metálica en la frente. Protege al Babalawó ya que es su seguridad: le repite todo lo que oye y ve. Ayudó a Orulá a demostrarle su clarividencia a Olofi.
Eshu Agbálonké: Es adulto y fuerte. Castiga con el fuego. Le llaman el Eshu de las muertes. Continuamente está guiando almas de difuntos. Nace en Obará Meyi.
Eshu Agberú: Es la esposa de Eshu, la receptora de sus ofrendas.
Eshu Agbó Bará: Es un trampista que todo lo oye. Es de tierra Takua, y tiene 36 caminos.
Eshu Agganiká: a éste le gusta tropezar con todo lo que se encuentra, porque es malévolo, muy peligroso y vengativo. Cuando se enoja, atrae a la policía. Agganiká se le llamó en Cuba a
Elegguá Aggó Meyó: De tierra Oyó. Es un preventivo y eficaz custodio contra las trampas y engaños. Es íntimo amigo de Xangó, y es el legado que éste orishá le concedió cuando era rey de ese poblado. Casi siempre andan juntos.
Eshu Agongó Oló Oñá: es el dueño de los caminos. Tiene 21 patakkí, y es íntimo amigo con Oggún y Ochossi. Siempre se lo encontrará apostado en las rutas y accesos a grandes ciudades, motivo por el cual, cuando se le ofrenda a Oggún para algo “grande”, se hace la comida de Oló Oñá, que va pegada a la del guerrero.
Elegguá Agongó Ogo: Elegbara con su nudoso garrote, que le sirve para defenderse y atacar a sus enemigos. Es la clásica representación del hombre de la prehistoria. Se lo encuentra en las riveras de los ríos, es muy amigo de Ochún, a la que cuida día y noche, y lleva en su ardimú, maíz hervido.
Elegguá Akerú: es un mandadero, un transportador (lleva y trae) Es de tierra lukumí, y muy afiliado a los ngangá. No admite ser manejado ni manipulado por las Iyalochas.
Elegguá Akesan: es del reino de Oyó, muy afiliado a Aggó Meyó. Tiene espada y garrote, y comanda un grupo importante de Eshus a su cargo. Por este camino, Elegguá está en el medio de lo malo y de lo bueno. Depende de que manera se lo atienda, será lo que éste realice a favor o en contra de una persona.
Eshu Akileyó: Oriundo de tierra de Oyó, es un chiquillo alborotador, belicoso y caprichoso. El más pícaro y revoltoso. Se especializa en hacer desórdenes en grandes oficinas, todo lo traspapela. Cuando alguien no encuentra en su casa los papeles del inmobiliario o de impuestos, es Akileyó que está jugando.
Eshu Akokorobiya Akokoriye: Es de la nación mina popó. Muy aficionado a jugar con trompos y bolas y a fumar cigarrillos. De genio inquieto y divertido, siempre está dispuesto a hacer alguna travesura. Tiene 23 caminos, es compañero de Ochossi, vive entre los caminos de las matas y la manigua.
Elegguá Alá Le Ilú: título de honor que ostenta Bara en las ciudades o pueblos, es ya viejo, pero un gran adivino (un awó) de gran jerarquía. Es de tierra Oyó, y fue enseñado en el arte del manejo del até por Xangó Alafín. Es por ello que entre sus atributos, tiene un hacha doble montada sobre un garrote de madera dura, adornada en su extremo superior con 29 clavos de herradura, número de sus caminos por Ifá.
Eshu Alá Akomako: le gusta esconder las cosas por maldad, y como buen ladrón, prefiere recibir sólo ofrendas robadas. También castiga con el fuego. Es de tierra Arará, nace en obí con Yemayá, y le pertenecen todos los caminos que llegan hasta la playa. Tiene 21 caminos, y su atributo principal es una manilla adornada con caurís, cuyos dedos desalineados simbolizan a un “pungista”.
Eshu Alá Ayiki (Bara Aláyiki Agagá): su nombre significa que como mucho, es un glotón. De tierra de Oyó, también trabaja para Ifá. Se lo describe como un niño rumbero, revoltoso, de apetito voraz y muy adicto al aguardiente. Aláyiki representa lo inesperado, lo imponderable, también el engaño, el disimulo traicionero, de ahí su mote: Aquél que nadie sabe como empieza ni como acaban las cosas... Según cuenta una historia de Ifá, cierta vez embarcó a Ochún, culpándola del robo de un chivo; así obró en función a su glotonería. Nace en Oggundá Iroso. Tiene 29 caminos, y su atributo principal se compone de un plato y cubiertos de plata. En una fina copa de plata de deposita su bebida.
Elegguá Alá Lu Banché: Es dueño y señor de todo lo que se va a hacer, de las situaciones y de los pasos, ya sean dioses o simples mortales. Tiene un importante aché para salvar o poner las cosas al revés. Por eso es el primero a quién se agasaja en toda ceremonia de
Eshu Alágbana (Alágbawanna): Este Eshu es el jefe de los Egguanda, a quienes dirige con pasión. Representa el infortunio y la desesperanza, y castiga a los burlones, a los impíos e irresponsables. En general origina todo tipo de desgracia, siniestros, dolencias, penas y reveses, los suicidios por fuego, e incluso las picadas ponzoñosas y los accidentes son el resultado de su malevolencia. Habita en la soledad de los parajes oscuros e inhóspitos del bosque y la manigua. Le gusta salir a caminar y apostarse en las encrucijadas, donde mata con el fuego o con un cuchillo, provocando hemorragias incontenibles. Utiliza muchos palos y bejucos mágicos del monte. Mantiene un trato continuo con los Egguns, los Iwin, Ngangá y Oyiyi Okú, y con la hechicería. Este Eshu adulto y solitario fue el que ayudó a Babaluayé cuando fue castigado por Obatalá, ya que quería difundir la viruela; le procuró entonces dos perros y lo llevó junto a Xangó y Orulá. Tiene 23 caminos, y en el Diloggún habla por Obara Melli.
Eshu Alaketu: es un Elegguá rey de Ketu. Usa collar de cuentas negras y blancas. Tiene 29 caminos, y solo se asienta a los Babalawos de Regla de Ochá. Comparte un rincón de la casa junto a Oggún Olukoló, el campesino. Entre sus atributos tiene machete, espada y herraduras de caballo. Se lo asienta en Obí, y come solamente una vez al año, en épocas de buena cosecha. A veces se lo coloca cerca de un asentamiento de Lokou (mercado) pues trae muchas riquezas de lo que se siembra y se cultiva.
Eshu Alaroyé: Vive en la puerta a la entrada del Ifé, en una cazuela de barro. Le agrada comer dulces y otras chucherías. Amante del baile, del dinero (owó) que se le ofrenda, ya sea en monedas o en caracoles, es de fumar y beber olí chequeté (aguardiente de maíz) Es muy burlón, malicioso y malcriado. Protege y anda mucho con Oggún y Ochossi, porque es guerrero nato. Es chiquito, y a menudo se le puede encontrar en la orilla de los ríos. Se le representa en un otá poroso. También trabaja para Ifá y entonces lleva una flechita de metal en la frente, como Agbanukué y Biba Kikeñó. Para apaciguarlo y afamarlo, porque así no trastorna, se le saluda diciéndole: Alaroyé ( gran hablador ), que también quiere significar Alá Aroye (dueño de las disputas, de la discordia) y Aroyé (debate, controversia, locuacidad). Lo ve todo, lo sabe todo, y por eso advierte sobre los peligros, las enfermedades. Además aconseja como manejar favorablemente los negocios. Se cuenta que una vez le salvó la vida a Orulá.
Elegguá Alaroyé Akokelebiyú: Nombre de un Elegguá niño, muy maldito y rencoroso, que cuando se irrita con el dueño de Ilé, provoca que la policía venga al hogar. También suele invocárselo para hacer justicia contra corruptos y pervertidos. Es el peor de los enemigos de la justicia, cuando esta no se imparte como es debido.
Eshu Alaroyé Kío (Inkío): Tiene una sola pierna, y los danzantes en su honor le bailan saltando en un pie y girando como remolino. Es compañero de la manigua de Osaín. Tiene 23 caminos, y su Otá es la imagen de un muñeco de madera similar al del orishá de la vegetación. Su color es rojo y negro. Es de tierra Arará, aunque muchos lo dan por Takuá. En el Diloggún habla por Eyioko.
Eshu Alaarú: Sus atributos son como mensajero y portero. Es el Elegguá de entrada a las casas de religión de aquellos hijos de Obatalá. Tiene 9 caminos junto a éste, y su aché principal es un iruké con una paloma negra de metal en su extremo superior. Es de tierra Obbara, ordún (letra) por la que habla en Ifá.
Eshú Alimú: Es de tierra Arará. Trabaja con Babaluayé, motivo por el cual es, el predilecto protector de las puertas de entrada de las casas de Regla de Ochá que tienen a un hijo asentado de cementerio. Su patakkí lo integran 27 caminos, número de caurís conque se adorna su paggugú ritual. Los lukumí suelen colocar la cabeza de un muerto como mango.
Eshú Alona (Alonná): Enigmático, de tierra Takuá, suele azotar a sus víctimas con el fuego y tiene un trato continuo con los muertos. Es el Elegguá de Yewá. Tiene 29 caminos, y en su frente lleva tres flechitas metálicas. No se asienta en las casas de Regla, pues es tan peligroso como navaja en mano de un modeun (mono)
Eshu Alusí: éste es de intenciones malignas, muy avieso y perjudicial, pues es causante de desgracias y calamidades. Habitualmente se lo asienta en mayombe o palo monte. Es muy amigo de los iwin, y solo reconoce a quién pague un buen servicio en monedas de oro o grandes riquezas en su honor.
Eshu Añaguí (añabi): éste Eshu tiene tres caminos: en uno aparece con dos caras; es un Dios de la sabiduría que vive dentro de un coco. Él asegura la prosperidad y la felicidad, ya que posee el poder de la renovación de la vida. Se le reconoce la partenidad de Elegguá junto con Eshu Alayi Ibere Yeyé, que es la madre, el comienzo de la génesis. Ambos comen paddé. En otro camino se manifiesta como la madre de Elegguá, porque según una historia, de sus relaciones con Eshu Okú Boró (que era oba rey de una tribu yoruba) concibe un hijo, el príncipe Elegbará. Añagui en este camino es muy aguerrida y cuando se enoja, es tan furiosa como una tempestad. Sabe curar con las plantas. Todo lo descubre, y como es tan pequeñita, se traslada montándose en los remolinos. Vive en los bosques, pero también cuida la entrada de la sábana y las maniguas como Aña Bi Lade. Lleva ciento un cauris, lavados previamente con mioró (omiero) Por otro camino, llamado Eshu Ñanguí (Yangí), venerado en piedra laterítica, se dice que es el padre de todos los Eshus, ya que según una antigua leyenda, fue cortado en doscientos pedazos por Orunmilá Ni Agbomiregún, el cual utilizó una espada para castigarlo por su terrible voracidad. Estos pedazos se convirtieron en doscientos Eshus y luego se duplicaron. Añagí otorga el sustento, la victoria y la firmeza de Ifá. Por su mayor jerarquía en la legión de los Eshus, es que gobierna, organizando y destruyendo las funciones de los demás (que así reciben distintos nombres)
Eshu Ara Idí: Es de tierra Arará, trabaja junto a Ochún, y está muy ligado y relacionado a los Ibejis. Es tan niño como ellos, y siempre se lo encontrará jugando en todas las esquinas de una plaza. Los cuida y los mima. Tiene 64 caminos, come muchos dulces, y lleva los mismos atributos que los gemelos. Su otá se asienta en un pequeño bebedero de parque.
Eshú Araí Lele (Araí Loli): Nombre de un Eshu andariego, curioso y temible, muy trastornador cuando asume la forma de un perro vagabundo. Es muy común hallarlo en las grandes terminales de transporte, donde duermen vagos y borrachos. Es también Eshú de Babaluayé, y cuando está junto a él tiene consigo 19 caminos, entre los cuales se dice, fue el protagonista de la unión entre Yewá y Chakuaneko. Es de tierra Ijeyá.
Eshu Arayeyi (Arareyí): Portero de Orulá, también es protector de Ochún, y vive y come en la entrada de las casas. Es celoso guardián, pero se vuelve mentiroso y enredador cuando no se le tiene en cuenta, o si no se le atiende como merece. Es el mimado de las hijas de Miwá, una de las orishas de río más descocadas del panteón yoruba. Arayeyí suele comer ochinchín, dulces y aguardiente o ron.
Eshu Arere Obí Oké: es areré (título de gran honor), es el poder, es el hijo y mensajero de Olorum. Es guía y adivino, y bajó de la montaña sagrada de Oké para ayudar a la humanidad. En las líneas de santería de Ochá se lo suele sincretizar con la imagen del Niño Jesús que San Antonio de Padua sostiene en sus brazos. Tiene cuarenta y nueve caminos, y en algunos de ellos también aparece como San Francisco de Asís, San Cayetano y San Pedro. Es muy invocado para apertura de caminos, limpieza de casas y negocios, y sobre todo, desataduras de todo orden en la magia negra y brujería. Su atributo principal es el “krikri”, un sonajero adornado con plumas, cuyo mango se hace de caña de la manigua, que también se suele colocar como protección, detrás de la puerta de entrada de las casas.
Eshu Aridiyí: Cuando aparece causa temor, espanto. Está muy ligado a los ngangá congo y los kimbanda, y es capaz de desbastar cualquier enemigo, cuando está bien atendido y arreglado por el mayombe que lo comanda. La única manera de volverlo hacia atrás es triplicando su ofrenda, que de seguro poseerá abundantes piezas en oro. Cuando alguien tiene un daño muy grave, es el Elegguá que comanda la letra de Oggundá del Diloggún. Hablará primero que cualquier otro, sobre el trance de la persona registrada.
Eshu Aroni: por este camino es curandero y mago, pero muy violento. Señorea en los bosques y la manigua donde ejerce la medicina, ya que conoce todos los secretos de Osaín. Entre sus funciones está la de traerle el fuego a Oggún. Se le describe como un enano con cabeza perruna; tiene una sola pata y un brazo, más una larga cola peluda que termina en una bola. Se dice que instruye a la gente valiente en la magia y en el poder de las plantas, y que luego ofrece un pelo de su propia cola como prueba. Este Eshu inspira terror en los cobardes. Tiene 47 caminos, es del Calabar, y se lo considera el Elegguá de Oddúa.
Eshu Ayeru: Servidor y guardián de Ifá. Un Babalawó con Ayerú y Osaín estará bien firme en su casa de Ochá, pues ambos son la garantía de su trabajo y no hay ningún peligro que temer. Todo lo comenta, y suele acompañar a iyawó y clientes hasta su casa, cuando desconfía de ellos. Si alguien traiciona a un hijo de Ochá, mejor ni saberlo...
Eshu Aweré: Este tiene su casa en las lomas y laderas de las montañas. Está consagrado a Obatalá, y es quién le cuida las aguas sagradas que vierten las cascadas. Se presenta con 27 caminos, de los cuales en más de la mitad aparece como hermafrodita. Por ello al asentarlo, se le hace un muñeco de madera en el cual se denote en su parte inferior, la virilidad masculina, y en la superior, la maternidad femenina, con abultados pechos. Tiene una flechita metálica de plata en su frente, y se lo viste con una túnica blanca y roja veteada. Su color es borra-vino. En el Diloggún habla por Eyeunlé - Obbara (1 - 7)
Elegguá Awó Bara: Adivino de tierra Oyó, hace de guardián en las casas de los Babalawos. Es el sostén, la afirmación de Ifá. Se asienta en Obí, y en su casa se juegan tres pedacitos de coco, para saber sobre el estado presente y futuro del lugar, en cuánto a limpieza e impecabilidad. No responde a los hijos de Xangó, pues la historia dice que, cuando éste era Alafín (rey), lo echó a la calle por haberle robado sus cocos de adivinación.
Eshu Baraiñé (Okú Bara Iñé): Es adulto y muy ligado a Eshu Bí. Nace en Obbara Meyi y protege mucho a sus hijos. Anda junto a Xangó, quién lo considera su Elegguá. Conoce todos los secretos de la alta magia, el fuego y el tablero. Tiene 103 caminos, y comanda en uno de ellos a un grupo importante de iwin. También está relacionado con los Ikús de Oyá, pues ella se los concedió cuando Xangó pasó a ser su esposo. De todos los Eshus es el más diestro con las armas de guerra y con las tácticas, por ello como atributo las posee a casi todas. Se lo asienta en Obí, y su piedra tiene forma de un cono truncado, amarronada, oscura, granulada.
Eshu Barakeño: es muy travieso, todo lo trastorna y confunde. Es el más pequeñito de todos los Eshus, y habita en las matas y maniguas, y se esconde entre los matorrales. Suele ocasionar que los árboles hablen a la gente o se manifiesten sonidos extraños dentro de sus bosques. Su paddé se deposita entre las raíces de los árboles, o entre las matas espesas que forman guaridas para los animalitos. Atiende cuestiones de enfermedades en los niños, en especial aquellas aparentemente incurables. Fuma cigarros, gusta del buen tabaco y ron, así como también dulces y tortas. Nace en Obbara Melli, letra que lo marca en el Diloggún.
Elegguá Barakikeñeri: Es uno de los caminos más antiguos del Elegguá, nacido en Ijeyá. Se estima que viene del siglo XVII, y actualmente se ha perdido bastante su rastro, aunque algunos lukumí todavía lo siguen cultando.
Elegguá Bara Alá Asuayó: es el Elegguá de las puertas de entrada de Ilé. Está muy ligado a Olofi, y tiene 118 caminos. Atiende cuestiones de clarividencia en aquellos hijos de Obatalá, en particular, los de Obbá Moro. Muchos sincretizan a este orishá con Santa Lucía.
Eshu Baralayikú : De tierra Oyó, colabora en el traslado de los muertos cuando anda con Babaluayé. También oficia como portero de Orulá. Él vive en la entrada de los Ifé, y si no se le agasaja y alimenta como merece, castiga enredando la suerte y origina los percances y las tragedias. Su asentamiento es sumamente delicado, por sus 264 caminos.
Eshu Baralanugbé: el solitario y temible Eshu Arará que castiga con el fuego. Trabaja con el alba y con las estrellas (irawó) Sabe perfectamente como se conjugan las constelaciones (Uli) y cuerpos celestes, por lo que se lo considera con amplios conocimientos cosmológicos. A él se lo invoca en la letra de Ofún (16) para precisar fechas de asentamiento de orishas.
Smailin y Yorbert X 100 Pre
Eshu Barakikeñó (Gúaga Barakikeñó): un Elegguá niño, pero con acción dañosa y pérfida (Obarakikeño) Se dice en Cuba que es el guardián de las “cebollas” (mujeres de la noche), y que si bien es niño, todo lo sabe y todo lo ha experimentado. Tiene la habilidad de trabajar las mentes humanas a su capricho, motivo por lo cual es muy empleado por los mayombe de kimbisia para hacer ataduras y pegamientos de pareja. Solo come miel y dulces, aunque apetece licores y cigarros con sabor a chocolate.
Eshu Ba Ti Eyé (Batiyé, Batieyé, Batielé): El que vence de cualquier modo hasta acabar con los daños. Viene de tierra Arará, y siempre fue muy invocado para atender cuestiones de brujería y maleficios. Tiene 38 caminos, y en el Diloggún habla por Eyioco Oddí - Oddí Eyinlá (2 - 4 , 4 - 12) Es enemigo de los mayombe, la kimbanda y los iwin y ngangá congo. No acepta que por cuestiones de incompetencia, o “calentura”, una persona le haga daño a otra porque sí, por tanto, devuelve lo que hicieron. Es muy común que provoque accidentes en las rutas por heridas cortantes o incineración.
Eshu Beddún Bela: Advocación de Elegguá. Tiene dos caras: una blanca y la otra negra, como el día y la noche. Así también es lo que hace cuando se lo invoca. Suele poner las cosas “pata pa riva”, cuando alguien no tiene razón.
Eshu Beleké (Belenké, Bereké): De tierra lukumí, es un niño travieso, pero muy habilidoso y excelente guardián de las casas de ochá. Gran conocedor de yerbas y remedios, siempre se lo encontrará en la manigua. Le gusta ser correveidile; se mete en todo, es embustero y muy peligroso cuando se encela (no se debe tener en la casa donde hay niños) Ha sido comparado con el Niño de Atocha (borí Weno) o Buen Pastor. Usa un güiro mágico (de los acinturados) como amuleto.
Eshu Bí Biribí: lo llaman “el rey de las maldades”, “el jefe de los Ibeyis”. Vive en las esquinas de las calles, es pendenciero y malvado, lo más tétrico. Provoca todo tipo de accidentes. Suele meterse en los cuerpos de aquellos niños desprotegidos (no bautizados)
Elegguá Biawooná: Imagen de Elegguá hecha de madera.
Eshu Chiguidí (Chugudú): Se le representa en un cono hecho de barro y decorado con cauríes. Envía el sueño maléfico (castigo de las pesadillas) Trabaja con Ifá. Se lo emplea para aprovechar sus malas acciones, porque es muy vengativo, o como un celoso guardián. Los comerciantes y ricos protegen sus riquezas y tesoros con la ayuda de Chiguidí, el cual se prepara abriendo un hueco en el suelo, y luego se le ofrenda un paddé dentro del hueco; después se le va construyendo encima, con arcilla, el cono decorado. Se le coloca delante un plato o cazuela donde recibirá periódicamente las ofrendas. Cuando el lugar está bajo el resguardo de Chiguidí, matará a cualquiera que intente saquearlo. Se lo suele representar, además, en una figura grotesca, con el pecho ancho y la cabeza pequeña. Este Chiguidi, el vengador, mata comprimiéndole el tórax a sus víctimas cuando están durmiendo y así las ahoga con las rodillas. Pero si la persona está bien protegida, y su guardián la despierta, entonces Chiguidí desaparece. Por eso, quién lo envió tiene que permanecer en vela hasta que él cumpla su misión, de lo contrario, se vuelve en contra.
Eshu Chikua bú (Achicagbú): De tierra de Oyó, lo mismo crea que acaba el mundo. Es el principio del mundo. Se lo llama con un oró (zumbador), que es un pez tallado en madera y sujeto a un cordel para hacerlo girar, batiéndolo contra el aire.
Eshu Chinkí: El que es rápido. Nace en tierra Oyó, y fue enseñado por Xangó en la danza. Tiene 33 caminos, y ayuda mucho a los jóvenes en cuestiones de estudios. Si un profesor, se pone en caprichoso en contra de un estudiante, Chinkí en-seguida lo aplacará.
Eshu Dagguese: es un Elegguá representado por medio de un caracol cobo (Strombus Gigas) Trabaja con Olokun. Tiene 49 caminos, y en casi todos ellos aparece con su faceta bisexual o hermafrodita. Atiende solamente cuestiones de grandes emprendimientos comerciales, y solo obedece a aquellos Babalochá o Iyalochá de idénticas características.
Elegguá Eboríkeke: por este avatar es un Elegguá niño. Se dice que vino entre los fundamentos de esclavos desde tierra Arará, y se lo dejó de cultar a principios de siglo. Atendía cuestiones de enfermedades endémicas. También se lo invocaba para trastornos genésicos como ser herpes o sífilis.
Eshu Egbayilá: El que salva. Nace en tierra de Okana-wori, y en su carga lleva nueve clases de metales: oro, plata o platino, cobre, hierro, estaño, plomo, cinc, aluminio y azogue (mercurio) También se le añade manteca de majá y de corojo, una aguja y cuatro alfileres. Lleva arena y agua de río y de mar, tierra del cementerio y del campo, y fragmentos de los palos vencedor, amansa guapo, abre caminos, siguaraya, espanta muerto, tumba tumba, y “yo puedo más que tú”. Otros ingredientes que se le incorporan son la cascarilla, maíz torrado, pescado, polvo de buey, espuelas de gallo, pólvora y pigmento rojo. A este Elegguá se lo asienta junto a Eggún en kutambwo.
Eshu Elú (Eluama): Sólo se lo emplea para demandar o hacer daño, porque es muy buen brujo. No se lava en omiero y se lo guarda ocultándolo de la vista de los demás, bajo un molde cónico de barro (horma antiguamente utilizada para solidificar el azúcar en los ingenios) Se hace con yerba, pasto, pescado ahumado, cola de alacrán, cabeza de majá y tierra de los caminos, de cuevas y veintiuna bibijaguas. No se le mira más que cuando se le da de comer. Tiene 36 caminos, y en el Diloggún habla por Osá Oché (10 - 15) Advierte a los Babalawos de Regla si tienen alguna demanda encima de un mayombe o kimbanda.
Elegguá Elufé: Es un viejo y de lo más fino, según se comenta. Su cara se esculpe en una tosca piedra que representa su cabeza, y se le talla un cuello ancho o base que lo mantenga firmemente vertical dentro de una fuente de barro. Se lo lava con mioró hecho de abre caminos, paraíso, pata de gallina, yerba buena, helecho macho, mejorana, nastuerzo, romerillo, tamo real, meloncillo, piñón criollo, albaca, grama de caballo, espartillo, lengua de vaca y cardo santo. Vive retirado en el patio, nunca en la casa (lejos del olor de las mujeres), y ante él es preciso conducirse con devoción y respeto; y cerca de él no deben ocurrir actos deshonestos, ni proferirse malas palabras, porque es severamente puritano. Elufé nunca tuvo mujer, es decir, está quebrado: “sus testículos le caen hasta las rodillas”. A este viejo se le ponía rapé.
Elegguá Egberé Kikeñó (Kinkeñé): es un Elegguá niño, muy pequeñito, y bastante travieso. Sale de noche a vagar por el monte (Egbé: torbellino) Es muy común emplearlo como defensa en contra de brujos o mayombes que pretenden atacar una casa de Ochá. Provoca el cierre del lugar, y el corte ritual de trabajo, de quién se hubiera atrevido a desafiar a un Babalawó o Iyalochá.
Eshu Ekileyo: Procede del reino de Oyó, y llegó hasta la tierra sagrada de Ifé. Es sabio, un gran adivino y protector de las personas que buscan el conocimiento. Lleva dientes de chivo y de perro, tres corales, óxido de hierro, una moneda de plata, aserrín de oro, coco, aguardiente y miel, tierra negra y tierra roja, Osun Erun, kola y Obí.
Eshu Eré: se le representa en una estatuilla de madera o de barro. Tiene dos caras, una es de hombre, y por detrás es mujer. Se lo considera hermafrodita. Trabaja junto a Ochumaré. Tiene 23 caminos, y sus fundamentos se relacionan con el orishá del arco iris.
Eshu Echeniké Echeriké: Anda con Osaín. Fuma una cachimba (pipa) rellena con yerbas aromáticas, y cuida las espaldas del dueño de la vegetación. Se lo asienta en un Obí o gamela redonda de madera, con casi los mismos atributos que su amigo. Toma caña quemada y gusta del guarapo. Es muy común encontrarlo en la manigua. Su comida es el paddé. En el Diloggún habla normalmente por Ojuani Osá (6 - 10)
Eshu Esí Ileñí: Vive en la entrada de los Ilé. Es el que detiene todos los daños y trabaja junto a Kinkeñé. Ambos “son dinamita”, en especial si el Babalawó o
LA DANZA CIGANA
La danza
Cigana es Como cualquier tipo de danza étnica o común bien ejecutada, con bases
serias y seguras, la
Danza Cigana trabaja con la harmonización del cuerpo y
reconocimiento del ser humano como parte del universo, su conexión con la naturaleza
y la espiritualidad, traducida en sensibilidad y movimientos, y a partir de eso
encontrar su camino y elecciones en la propia vida.
La danza es una oración, siendo así sagrada.
Una serie de elementos y significados a compone, delimitando sus diferencias,la Danza Cigana es un
arte traducido magníficamente en ritmos y pasos que hablan de la historia de un
pueblo milenario.
Antes de un trabajo corporal y conciencia de este,la Danza Cigana promueve
un encuentro con una realidad que parece distante, pero muy íntima de la vida
de cada uno, pues es de sentimientos y energía que se mueve la vida y es de esa
forma que la Danza Cigana
enseña.
Por las tantas caminatas, hay diversas influencias en la danza Cigana , influencias que hablan de costumbres y creencias, diferenciando el ritmo y el bailar, aún así manteniendo toda la profundidad, fuerza y sensibilidad que caracteriza ese arte.
Pues para los Ciganos: “BAILAR ES CONOCERLA VIDA , ES SER LA VIDA !”.La Danza Cigana es sagrada, bailar al
ritmo Cigano no es sólo lo reproducís en movimientos, la danza es una oración
única, donde el bailarín tiene la oportunidad de mostrar quién es, o sea, su
ser, sentimientos, sueños, la sabiduría que adquirió en su trabajos y todo que
aún búsqueda, su comunión con la naturaleza y el sagrado, descubrir que forma
parte de uno todo divino llamado Universo.
ELEMENTOS DE LA DANZA CIGANA
LIENZO: fuerza y misterio, purificación, delicadeza y feminidad.
ABANICO: misterioso, sensual, elegante, peligroso y seductor.
CINTAS: alegría, broma de niño, exaltación a la belleza de la vida.
PANDERETA: mensajero de la alegría, del sol y de la esperanza, anuncia la llegada de un nuevo camino o vida, celebra el siempre continuar.
Danza del Abanico: danza del elemento Agua, representa el amor, la sensualidad y la limpieza. ·
Danza del Xale: danza del elemento Fuego, representa el misterio y la magia. ·
Danza dela Rosa :
danza del elemento Tierra, representa el amor, la belleza, la conquista y la
sensualidad. ·
Danza del Velo: danza del elemento Aire, representa y expresa la pureza del cuerpo y la sensualidad. ·
Danza de las Cintas Coloridas: danza del elemento Agua, representa las lágrimas de alegría y tristeza derrumbadas por el pueblo cigano ; no los lamentos, solamente conmemoraciones. ·
Danza de las Antorchas: danza del elemento Fuego, muestra la furia y el poder del fuego a través de las antorchas acesas que reverencian este elemento. ·
Danza dela Pandereta :
danza de los Cuatro Elementos, denota la alegría y sugiere una fiesta; sirve
también para purificar el ambiente. ·
Danza de los Siete Velos: para los ciganos esa danza representa una despedida de soltero. Y los velos coloridos representan los siete colores del arco-iris y simbolizan el amor y la sensualidad. Los colores de los velos representan los Cuatro Elementos. ·
Danza del Puñal: danza de los elementos Aire y Tierra, representan luchas, disputas, furia y puede simbolizar la limpieza del ambiente y del cuerpo. ·
Danza de los Cuatro Elementos: hecha con representaciones de los cuatro elementos como: Vela, Incienso, Cántaro (jarro d'agua) y Sal, significa magia y limpieza del ambiente.
La danza es una oración, siendo así sagrada.
Una serie de elementos y significados a compone, delimitando sus diferencias,
Antes de un trabajo corporal y conciencia de este,
Por las tantas caminatas, hay diversas influencias en la danza Cigana , influencias que hablan de costumbres y creencias, diferenciando el ritmo y el bailar, aún así manteniendo toda la profundidad, fuerza y sensibilidad que caracteriza ese arte.
Pues para los Ciganos: “BAILAR ES CONOCER
ELEMENTOS DE LA DANZA CIGANA
LIENZO: fuerza y misterio, purificación, delicadeza y feminidad.
ABANICO: misterioso, sensual, elegante, peligroso y seductor.
CINTAS: alegría, broma de niño, exaltación a la belleza de la vida.
PANDERETA: mensajero de la alegría, del sol y de la esperanza, anuncia la llegada de un nuevo camino o vida, celebra el siempre continuar.
Danza del Abanico: danza del elemento Agua, representa el amor, la sensualidad y la limpieza. ·
Danza del Xale: danza del elemento Fuego, representa el misterio y la magia. ·
Danza de
Danza del Velo: danza del elemento Aire, representa y expresa la pureza del cuerpo y la sensualidad. ·
Danza de las Cintas Coloridas: danza del elemento Agua, representa las lágrimas de alegría y tristeza derrumbadas por el pueblo cigano ; no los lamentos, solamente conmemoraciones. ·
Danza de las Antorchas: danza del elemento Fuego, muestra la furia y el poder del fuego a través de las antorchas acesas que reverencian este elemento. ·
Danza de
Danza de los Siete Velos: para los ciganos esa danza representa una despedida de soltero. Y los velos coloridos representan los siete colores del arco-iris y simbolizan el amor y la sensualidad. Los colores de los velos representan los Cuatro Elementos. ·
Danza del Puñal: danza de los elementos Aire y Tierra, representan luchas, disputas, furia y puede simbolizar la limpieza del ambiente y del cuerpo. ·
Danza de los Cuatro Elementos: hecha con representaciones de los cuatro elementos como: Vela, Incienso, Cántaro (jarro d'agua) y Sal, significa magia y limpieza del ambiente.
PRECE DE EXU
Sou EXU, Senhor. Pai, permite que assim te chame, pois, na realidade,
Tu o és, como és meu criador. Formaste-me da poeira Ástrica, mas como tudo que
provém de Ti, sou real e eterno.
Permite Senhor, que eu possa servir-Te nas mais humildes e desprezíveis tarefas criadas pelos teus humanos filhos. Os homens me tratam de anjo decaído, de povo traidor, de rei das trevas, de gênio do mal e de tudo o mais em que encontram palavras para exprimir o seu desprezo por mim; no entanto, nem suspeitam que nada mais sou do que o reflexo deles mesmos. Não reclamo, não me queixo porque esta é a Tua vontade.
Sou escorraçado, sou condenado a habitar as profundezas escuras da terra e trafegar pelas sendas tortuosas da provação.
Sou invocado pela inconsciência dos homens a prejudicar o seu semelhante. Sou usado como instrumento para aniquilar aqueles que são odiados, movido pela covardia e maldade humanas sem contudo poder negar-me ou recorrer.
Pelo pensamento dos inconscientes, sou arrastado a exercer a descrença, a confusão e a ignominia, pois esta é a condição que Tu me impuseste. Não reclamo, Senhor, mas fico triste por ver os teus filhos, que criaste à Tua imagem e semelhança, serem envolvidos pelo turbilhão de iniqüidades que eles mesmos criam, e eu, por Tua lei inflexível, delas tenho que participar.
No entanto, Senhor, na minha infinita pequenez e miséria, como me sinto grande e feliz quando encontro n'algum coração, um oásis de amor e sou solicitado a ajudar na prestação de uma caridade.
Aceito sem queixumes, Senhor, a lei que, na Tua infinita sabedoria e justiça, me impuseste, a de executor das consciências, mas lamento e sofro mais porque os homens até hoje, não conseguiram compreender-me.
Peço-Te, Oh Pai infinito, que lhes perdoe.
Peço-Te, não por mim, pois sei que tenho que completar o ciclo da minha provação, mas por eles, os teus humanos filhos.
Perdoa-os, e torna-os bons, porque somente através da bondade do seu coração, poderei sentir a vibração do Teu amor e a graça do Teu perdão.
Permite Senhor, que eu possa servir-Te nas mais humildes e desprezíveis tarefas criadas pelos teus humanos filhos. Os homens me tratam de anjo decaído, de povo traidor, de rei das trevas, de gênio do mal e de tudo o mais em que encontram palavras para exprimir o seu desprezo por mim; no entanto, nem suspeitam que nada mais sou do que o reflexo deles mesmos. Não reclamo, não me queixo porque esta é a Tua vontade.
Sou escorraçado, sou condenado a habitar as profundezas escuras da terra e trafegar pelas sendas tortuosas da provação.
Sou invocado pela inconsciência dos homens a prejudicar o seu semelhante. Sou usado como instrumento para aniquilar aqueles que são odiados, movido pela covardia e maldade humanas sem contudo poder negar-me ou recorrer.
Pelo pensamento dos inconscientes, sou arrastado a exercer a descrença, a confusão e a ignominia, pois esta é a condição que Tu me impuseste. Não reclamo, Senhor, mas fico triste por ver os teus filhos, que criaste à Tua imagem e semelhança, serem envolvidos pelo turbilhão de iniqüidades que eles mesmos criam, e eu, por Tua lei inflexível, delas tenho que participar.
No entanto, Senhor, na minha infinita pequenez e miséria, como me sinto grande e feliz quando encontro n'algum coração, um oásis de amor e sou solicitado a ajudar na prestação de uma caridade.
Aceito sem queixumes, Senhor, a lei que, na Tua infinita sabedoria e justiça, me impuseste, a de executor das consciências, mas lamento e sofro mais porque os homens até hoje, não conseguiram compreender-me.
Peço-Te, Oh Pai infinito, que lhes perdoe.
Peço-Te, não por mim, pois sei que tenho que completar o ciclo da minha provação, mas por eles, os teus humanos filhos.
Perdoa-os, e torna-os bons, porque somente através da bondade do seu coração, poderei sentir a vibração do Teu amor e a graça do Teu perdão.
Esu y Oori
Cuando Èsú concluyo sus planes
para seguir a los Òrìsà a la tierra, fue a consultar a Òrúnmìlà. Èste le
aconsejó que realizara sacrificios a su propia alma, es decir así mismo, para
evitar enfrentamientos que Èl no iba a poder dominar. Tenía que servir a su
alma con un cabrito, porque al ser Èsú el dueño del dinamismo y el movimiento,
toda ofrenda para que sea efectiva y llegue a destino, es necesaria la
intervención de Èsú, y aún Él mismo, debe hacerse ofrendas. Èsú se pregunto si
había alguna fuerza en el Òrún (Cielo) y en
Aiyé (Tierra) superior a Él. Se burló de Òrúnmìlà y se rehusó a realizar
el sacrificio.Después de eso, partió rumbo a la Tierra , con la
determiunación de destruir cualquier divindad o mortal que se atreviera a
cruzarse en su camino para entorpecerlo.Al llegar al mundo se estableció un
campo y lo cultivó. Pronto comenzó a dar sus frutos, antes que los campos de
los demás.El hecho de que su campo fuera el primero en dar frutos, otros
comenzaron a robar de su campo. Èsú, sin embargo , se pregunto quién podía
tener el coraje de robar su campo. Sin saberlo, era su propio homologo
primigenio el Òorì (cocodrilo), quien le estaba robando. Òorì tenía varios
hijos y también había sido aconsejado, anteriormente, de servir a Èsú con un cabrito.
Además, Òorì fue aconsejado de preparar un fiesta para los niños pequeños, lo
cual hizo, mientras seguía a dar un cabrito a Èsú. Èsú se dedico a investigar, y cuando descubrió la
ruta que el intruso tomaba para robar en su campo, tendió una trampa en ella.
Durante la próxima visita que realizó
Òorì al campo de Èsú , cayó en la trampa que estaba preparada. Cuando se
dió cuenta que era una trampa muy fuerte, decidió no poner ninguna resistencia. Se quedó inmovil en la trampa en la que había
caído. A la mañana siguiente, Èsú partió para ver su trampa.Cuando vió que el
que había caído en ella era Òorì, lo acuso de ser el ladron que solía robar de
su campo. Òorì se quedó callado porque las moscas ya estaban volando alrededor
de él. Èsú levanto un misil y se lo arrojo a Òorì, astutamente este pretendió
hacerse el muerto. Caundo no hubo más movimientos, Èsú supuso que estaba
muerto. Sin embargo, cuando Èsú avanzópara dopblar el arco de la trampa , para
poder remover a la víctima de ésta, Òorì se apode´rò del machete de Èsú, y lo
arrojo lejos, y en ese momento se entrelazaron. Durante la lucha que siguió,
arrancaron la trampa. Òo´rì trato de tirar a Èsú dentro del agua ,
mientras Èsú trato de empujar a Òorì devuelta a la tierra. Después de una
larga lucha, los niños a los cuales Òorì habìa realizado una fiesta, olleron
por casualidad , los gemidos de los gigantes, y estaban curiosos por averiguar
que era lo que sucedía. Cuando los niños, eventualmente vieron quien estaba
peleando con su benefactor , se metieron dentro de los ojos de Èsú. Como Èsú
comenzo a utilizar sus manos para alejar a los niños de sus ojos, Òorì tuvo la
oportunidad de meterse en la profundidad
del río. Pues, escapo de la ira de Èsú, quien después de recuperar su machete
regresó a su casa abatido. Esú Al llegar a su casa, le pidió a su hijo,
“falsedad”, que le traiga agua para beber. Cuando el hijo no apareció a tiempo
con el agua, Èsú le pego en la cabeza y el hijo murió instantaneamente. Fue en
ese instante que Èsú recordó del sacrificio que oportunamente Òrúnmìlà le había
aconsejado realizar. Con retrazo finalmente realizó el sacrificio a su propia
alma, es decir así mismo.
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